miércoles

Mozart odiaba la música

Bueno, hace ya cosa de dos semanas tuve un debate con un amigo mio que se dedica entre otras cosas a eso de la música. Aun que compartamos muchas aficiones y el gusto hacía un tipo de música similar, tenemos una brecha ideológica en lo que a grupos se refiere, y yo culpo de ello a un fenómeno general del que mi pobre amigo no es responsable: A los músicos no les gusta la música.
Entendedme, para mí la música es algo que llegó tarde, ya entrada la adolescencia fué cuando empecé a distanciarme de escuchar lo que oía el resto de mi familia e ir formando mi propio criterio musical que en ocasiones coincidía con mi entorno y otras muchas no. Pero una vez descubierta, la música se reveló para mí en algo necesario, tanto o más que respirar. Porque la música hablaba de cosas que a mí me importaban, me acojonaban, me descubrían mundos que no conocía. A traves de la música formé mis ideas sobre política, sobre esa gran estupidez que es y siempre ha sido el amor, sobre la amistad. Mi filosofía de vida se articuló en torno a un puñado de letras de rock and roll.
Creo que es dificil entender lo que significa la música en mi vida, pero a grandes rasgos podeis imaginarlo. Y por eso me encanta la música. Tengo mi propio estilo, mis grupos predilectos, pero soy capaz de emocionarme con cualquier ritmo bien llevado, con cualquier letra que me hable de un sentimiento, vibrar con un solo del instrumento que sea. Y no, no entiendo nada de componer o tocar un instrumento. Siempre he sido el negado entre los negados para eso. Y creo que ahí radica el problema.
Mi amigo es todo lo contrario. Rara vez le verás siquiera arquear una ceja ante un solo de guitarra o de piano, o de bateria. Las letras, o bien le hacen gracia o las desdeña. Y desprecia grupo por grupo de los que le vas presentando. Y para ello emplea palabras tan magníficas como "mierda", "basura" y la más hiriente: "simple"
Yo nunca utilizaría esa expresión. Hasta cierto punto percibo la facilidad/dificultad de un solo de guitarra, o la calidad de un batería...pero poco más. Para mi la música es sentimiento, es algo que como la poesía, tiene que llegarte al alma. Si piensas en un soneto de amor como al sucesión de tercetos y cuartetos nunca conseguirá emocionarte. Y si piensas en la música como una aglomeración de notas, compases, silencios y rasgueos de guitarra, es imposible disfrutar de la música como es debido.
Una de esas frases repetidas como verdades y que tanto odio dice que para disfrutar de la música hay que saber de ella. Hay que saber leer la partitura. Yo me cago en esa concepción, que puede llegar a ser elitista, de la música. No me creo que mi amigo disfrute más que yo de una buena canción de rock que yo.
Cuando Mozar, que tenía catorce años, fué llevado a la Capilla Sixtina a escuchar el Miserere de Allegri, que solo podía ser reproducido en el Vaticano y cuya partitura era secreta bajo pena de excomunion, el joven prodigio logró reproducir, tras escucharlo, una partitura cuya aproximación a la original era tan brillante que el Papa, lejos de excomulgarle, le nombró caballero. Ahora me dices que el joven Mozart, que escuchaba una complejísima partitura, disfrutó de aquel Miserere como lo puedo disfrutar yo, un torrente de voces que se superponen de forma grandiosa las unas a las otras, y no me lo creo.
En definitiva, un debate complejo que no tengo esperanzas en solucionar, pero que quería compartir un poco...Como recomendación musical de hoy, Mozart y música sacra de la época. No será mi estilo, pero me pone los pelos de punta, sea sencilla o enrevesada su partitura.

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